Si yo,
siendo el Señor y el Maestro,
les he lavado los pies,
también ustedes deben lavarse los pies
unos a otros.
Juan 13, 14
Juan 13, 14
Al
discernir si Dios me estaba llamando a venir a Honduras como un misionero
laico, mi directora espiritual me pregunto, “¿por que?” Sin pensar, respondí: "para servir los más
necesitados”.
Una
vez, una colega en la pastoral universitaria en los Estados Unidos me hizo
reflexionar que mi manera de ejercer mi trabajo pastoral reflejaba el modelo de
la iglesia como siervo, según los modelos de la iglesia de Padre Avery Dulles,
un modelo que refleja Cristo como siervo:
Cristo vino al mundo para servir, no para ser servido; entonces, la Iglesia, prosiguiendo la misión de Cristo, busca servir el mundo, fomentando la solidaridad de todos los seres humanos
La
segunda lectura del Domingo de Ramos, Filipenses 2, me ha formado la vida por
muchos años:
se anonadó, haciéndose esclavo
Servir
es al fondo de mi identidad, central a mi trabajo pastoral, a la raíz de mi
seguimiento de Cristo.
No soy
siempre tan “servicial” como debo ser. Hago las cosas como YO quiero hacerlas.
Como un intelectual introvertido, mi tendencia es pensar sobre el servicio más
que servir, ensuciándome las manos. No huelo de las ovejas, como el Papa
Francisco nos avisa.
Empero
la vida de servicio es una visión que me impulsa, que me mueve, que me da la
vida. Es la chispa que me mantiene en acción.
Entonces,
tal vez no fue muy sorprendente que en octubre del año pasado, nuestro obispo,
Monseñor Darwin Andino me preguntó si considera el diaconado permanente.
Tenía
mis dudas y preocupaciones – y todavía tengo varias. Pero, al rezar y estudiar,
al platicar con amigos y consejeros y consejeras espirituales, después de un
mes del discernimiento, le dijo al obispo que estuviera dispuesto a iniciar el
proceso hasta la candidatura del diaconado en la diócesis de Santa Rosa de
Copán.
Leyendo
sobre el diaconado, observé dos cosas.
Primero,
la iniciativa de restaurar el diaconado como un orden permanente comenzó con un
circulo de sacerdotes en el campo de concentración de Dachau en durante la Segunda
Guerra Mundial. Afligido del fallo de una respuesta fuerte de la Iglesia en
contra los males del Nazismo, ellos comenzaron a comentar la cuestión de cómo apoderar
la iglesia para ser más sensible. Una idea era involucrar laicos ya metidos en
el mundo como diáconos, miembros ordenados de la Iglesia.
Segundo,
el decreto del Concilio Vaticano Segundo sobre la actividad misionera de la
Iglesia, Ad Gentes, en número 16, provee una razón fundamental para la
restauración del diaconado que no es meramente una transición a la ordenación presbiteral:
Restáurese el Orden del Diaconado como estado
permanente de vida según la norma de la Constitución "De
Ecclesia", donde lo crean oportuno las Conferencias episcopales. Pues
parece bien que aquellos hombres que desempeñan un ministerio verdaderamente
diaconal, o que predican la palabra divina como catequistas, o que dirigen en
nombre del párroco o del Obispo comunidades cristianas distantes, o que
practican la caridad en obras sociales y caritativas sean fortalecidos y unidos
más estrechamente al servicio del altar por la imposición de las manos,
transmitida ya desde los Apóstoles, para que cumplan más eficazmente su
ministerio por la gracia sacramental del diaconado.
Cuando
leí este articulo, vi que yo soy un poco como la persona que los obispos
describieron. Ya estoy cumpliendo varias funciones del diácono – el ministerio de
la Palabra, del altar y de la caridad. El diaconado añadirá la gracia
sacramental del diaconado y me ayudaría ser un animador de la caridad y la
justicia.
Entonces,
sábado, el 16 de mayo, Monseñor Darwin Andino me recibirá como candidato al
diaconado permanente – primero Dios. Que Dios me haga digno de servirle a Él, a
la Iglesia y a los pobres, con el amor de Cristo.
Reza
por mi.
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